Por fin ha llegado la primavera de verdad – o como decimos aquí en Escania, el inicio del verano. El paisaje es mágicamente hermoso, con campos de colza ondulantes, arboledas de un verde claro, prímulas y setos de lilas por todas partes. Un regalo para los ojos y para el alma.
Soy una persona que pasa mucho tiempo en el coche, yendo de un sitio a otro para reuniones. Me encanta seguir el paso de las estaciones por la ventanilla, y ahora mismo es el mejor momento. En la hierba ondeante pastan caballos recién soltados. En los prados aparecen potrillos junto a sus madres protectoras, y algún que otro caballo duerme una siesta bajo el sol cálido. Todavía no han llegado todos los insectos zumbantes, así que por ahora se puede disfrutar de algo de tranquilidad.
Aunque para quienes estamos muy activos en el mundo del caballo, esta época no tiene mucho de tranquila. Cuando el invierno se va, me entran ganas de hacerlo todo. Todo eso que antes pensaba dejar para más adelante. Bañar a todos los caballos del establo, limpiar la guadarnés, recoger los prados, salir a entrenar al aire libre, lavar todas las mantas de invierno, visitar eventos ecuestres y, por fin, volver a competir.
Simplemente tengo que hacer una lista de prioridades – o mejor dicho, una bucket list, porque parece que tardaré bastante en cumplirla.
Este fin de semana, sin embargo, empiezo a tachar cosas de la lista, porque participaré – junto con Malin, por supuesto – en el Pramm Memorial en Jägersro. Un día lleno de sol (según la previsión) y de caballos maravillosos. Estoy entusiasmada – nunca he visto una carrera de galope en directo.
Y luego está lo más emocionante de esta primavera: nuestra querida Greta será cubierta. Si todo sale bien, el caballo de mi corazón será madre el próximo año. Como decía… ahora es cuando empieza todo.
(Esta entrada de blog ha sido traducida con IA. Nos esforzamos por garantizar precisión y claridad, pero algunas sutilezas pueden variar. Gracias por su comprensión.)